Adansonia es un género de la familia Malvaceae cuyos miembros son árboles conocidos popularmente como baobab, árbol botella o pan de mono. Contiene ocho especies, de las cuales seis crecen en la isla de Madagascar, y de las otras dos, la más conocida, Adansonia digitata, crece en África continental, y la menos conocida y más pequeña, Adansonia gibbosa, en Australia.
Adansonia gregorii. El tronco mide 14 m de circunferenciaFruto de A. digitataSemillas de A. digitataFlor de A. madagascariensisEjemplar de Adansonia rubrostipa
Etimología
El nombre científico proviene del botánico francés (de origen escocés) Michel Adanson. El nombre de baobab tiene su origen en el latín medieval bahobab, que a su vez deriva del árabe ﺑﻬﺒﺐ (buhibab) «padre de muchas semillas».
Descripción
La Adansonia africana es un árbol de tronco grande, con forma de botella o irregular y lleno de nudos. Su altura puede oscilar entre los 5y30m, y el diámetro de la copa supera los 11m. La corteza es lisa y la madera fibrosa, donde almacena agua. Las hojas solo brotan en la época de lluvias, en verano en el hemisferio sur y en invierno en el hemisferio norte. Las hojas del árbol adulto son compuestas, tienen de 5a11foliolos que surgen del mismo peciolo en círculo y cuyos bordes son enteros en todas las especies salvo en la especie rubrostipa, que los tiene dentados. Los árboles jóvenes tienen las hojas simples y se van lobulando poco a poco. Las flores son hermafroditas, actinomorfas, de unos 10cm, con pétalos blancos. Todas las especies dan frutos al final de la estación seca o principios de la húmeda. El fruto es una baya seca o una gruesa cápsula con forma de melón alargado. Las semillas son numerosas, grandes, con forma de riñón. Envolviendo las semillas hay una pulpa de color crema, cuya textura varía de terrosa a esponjosa según la especie y la edad del fruto. Las semillas viven más de cinco años.
Ecología
En buenas condiciones, sobre suelo arenoso, con un clima templado y lluvias entre 300y500mm pueden vivir hasta 800o1000años, aunque se habla de ejemplares que han alcanzado los 5000años.[1]
Según las investigaciones de A. Patrut y su equipo, la longevidad de Adansonia se podría deber a la emisión periódica de tallos que, con el tiempo, se van fusionando con la estructura de anillos creando cavidades en el interior.[2]
Los tejidos fibrosos del tronco absorben el agua de la lluvia para soportar las sequías. Un árbol puede almacenar más de 120.000 litros.[3]
Especies
Adansonia digitata: la especia por excelencia, crece en todas las zonas semiáridas del África continental, alcanza los 25m de altura y 10metros de diámetro. La copa es redondeada y tiene uno o varios troncos secundarios. Las hojas tienen de 5a7foliolos. El fruto es globoso u ovoide. En el Sahel hay cuatro tipos de esta especie, el de corteza negra, el de corteza roja, el de corteza gris y el de hojas oscuras (dark leaves). Este último tiene las hojas más apreciadas como verdura, el gris es mejor por la fibra y los otros por los frutos.
Adansonia grandidieri. Propio de Madagascar, es la especie más alta (25m) y esbelta que las demás; con tronco acilindrado y liso. También es el árbol que tiene más usos y ha sido más explotado. La corteza, de un tono gris rojizo y que en el árbol adulto tiene de 10a15cm de grosor, es tan fibrosa que no queda ningún árbol del que no se haya extraído a una altura de dos metros para hacer tejidos, ya que se regenera fácilmente. El fruto es globoso, dos veces más largo que ancho. La pulpa del fruto se come fresca y de la semilla se extrae un aceite para cocinar. En algunas zonas se alimenta a las cabras con estos frutos; estas digieren la pulpa y expulsan la semilla entera. La madera, esponjosa, es rica en agua y tiene anillos concéntricos que muestran los años de crecimiento. Según las leyendas, los árboles solitarios de esta especie albergan espíritus y no es raro encontrar ofrendas a los pies de los ejemplares más grandes.
Adansonia gregorii (sin. A. gibbosa). Endemismo de Australia. Crece en afloramientos rocosos, lechos de ríos y llanuras inundables del noroeste de Australia. Raramente supera los diez metros de altura y la copa es irregular. Echa las hojas entre noviembre y marzo. Los australianos lo llaman árbol de la rata muerta o árbol botella.
Adansonia madagascariensis. Puede medir de 5 a 12 m y ser de formas muy distintas. Crece en el nordeste de Madagascar y puede incluso adentrarse unos metros en el mar. El fruto es más ancho que largo. Florece en febrero y echa las hojas en noviembre. Si se planta en semillero, sus raíces hinchadas son una verdura excelente.
Adansonia perrieri. Crece también en el norte de Madagascar. Quedan pocos ejemplares de esta especie en peligro de extinción. No supera los 15metros de altura y puesto que está en el hemisferio sur echa hojas entre noviembre y abril, como el resto de Adansonias de Madagascar.
Adansonia rubrostipa (sin. A. fony). Crece en el oeste y al sur de Madagascar, en terrenos arenosos o arcillosos. Es el más pequeño de las Adansonias de Madagascar, de 4a5m, aunque pueden encontrarse ejemplares de hasta 20metros de altura. Son gruesos y se estrechan antes de las ramas, dándoles una forma de botella muy especial. La corteza es marrón rojiza. Las hojas son serradas. Es una importante fuente de alimentación para los lémures.
Adansonia suaresensis. Crece en el norte de Madagascar. También en gran peligro. Es una especie alta, mide hasta 25m y tiene un tronco esbelto de unos 2m de diámetro. El ramaje es amplio, las hojas tienen de 6a11foliolos verde amarillentos y elípticos. El fruto es dos veces más ancho que largo. Sus semillas son las más grandes de la familia.
Adansonia za. Crece desde el extremo sur hasta el noroeste de Madagascar. El tronco es cilíndrico y muchas veces irregular. Las semillas son comestibles y el tronco se usa a menudo como depósito de tierra.
Problemas actuales
Actualmente en África las Adansonias más grandes y viejas han comenzado a caer o a morir. Se han reportado sólo 9 de los 13 que se tenía seguimiento, y 5 de los 6 más grandes han muerto o han caído.[4][5]
En 2016 una de las Adansonias más viejas y memorables de Botsuana cayó. Este sólo registraba un 40 del 70% de agua que tienen las Adansonias saludables.[6]
Se cree que la posible razón de está desconocida muerte es un probable cambio climático.[6][5]
Adrián Patrut unos de los investigadores y coautor del estudio, ha dicho que: «Estadísticamente, es prácticamente imposible que una cantidad tan grande de viejos y grandes baobabs mueran en un período de tiempo tan corto debido a causas naturales».[5]
En la cultura
La grandiosidad y longevidad del baobab ha dado lugar a multitud de mitos, leyendas y menciones en la literatura. Se considera sagrado en los países que habita.[7]
Es el símbolo nacional de Madagascar, [10] donde se encuentra la Avenida de los Baobabs.
En el libro de Antoine de Saint-Exupéry, El Principito, el protagonista trata a estos árboles como mala hierba y los arranca del suelo del asteroide en el que vive, antes de que crezcan desmesuradamente y lo destruyan.[11]
Según una de las leyendas, los baobabs eran unos árboles tan bellos que los dioses les concedieron el don de la larga vida. Entonces, envanecidos por el regalo, comenzaron a crecer desmedidamente llegando incluso a desafiar a los dioses, quienes como lección de humildad los plantaron al revés.[12]
Lowe, Pat. The Boab Tree. Port Melbourne, Australia: Lothian. ISBN0850919126. OCLC39079651.
Pakenham, Thomas (2004). The Remarkable Baobab (1st American edition edición). New York, NY: Norton. ISBN0393059898. OCLC56844554.
Watson, Rupert (2007). The African Baobab. Cape Town, South Africa; London, England: Struik; New Holland. ISBN9781770074309. OCLC163617611.
Wickens, G. E.; Lowe, Pat (2008). The Baobabs: Pachycauls of Africa, Madagascar and Australia. Berlín, Germany; New York, NY: Springer Verlag. ISBN9781402064302. OCLC166358049.
Dominique Auzias y Jean-Paul Labourdette (2019/2020). Senegal. Petit Futé. p.23. ISBN9782305024905.
Graeme L. Worboys, Michael Lockwood, Ashish Kothari, Sue Feary, Ian Pulsford, ed. (2019). Gobernanza y gestión de áreas protegidas. ANU Press. p.180. ISBN9789587391329.
Ramírez Ortiz, Tomás (2014). «Los símbolos en el Principito» (1ª edición). ExLibric. ISBN9788416110087. Archivado desde el original el 21 de junio de 2020. Consultado el 19 de junio de 2020.
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